He leído el artículo y paso a hacerte mi comentario. Ya sabes que yo estoy en la pintura y no en la infografía ni en las instalaciones. Pues mi formación es humanística y no tecnológica. No rechazo para el arte otros caminos y medios por los que expresarse. Cada cual que escoja los que le convengan. Yo sigo en la pintura, no por inercia sino por elección de un medio directo, complejo y profundamente admirado por mí. Y también estoy en la armonía, en el equilibrio, en la belleza como aspiración de aquello que pretendo hacer. (Otra cosa será dónde hallarla. A veces, lejos de los esterotipos gastados y facilones de la iconosfera mediática que nos rodea por todas partes).Soy incapaz de pintar exabruptos. Tiendo a pintar algo que tenga que ver con el espíritu al modo de Kandinsky. Sin embargo no desdeño cualquier medio que pueda servirme para construir las imágenes que me interesan: desde la fotografía al collage; del redy made a la manipulación informática.Pero el resultado será algo distinto.
El artículo me parece interesante en su aspecto expositivo. No nos descubre nada nuevo pero aporta algo que ya todos venimos constatando hace tiempo: la estetización del mundo, el desplazamiento de la idea de belleza desde el ámbito de las artes al de la vida cotidiana. (No en vano se le llama "estética, esteticienne,"etc., al trabajo de manicuras y peluqueros).
A mí también me gustaría que la belleza - la auténtica, no la "kish"- regresara a las artes plásticas. Eso fue lo que a mi me cautivó de la pintura y la escultura cuando era un niño.
Respecto a la última "opinión"- no sé si tuya o del autor del artículo- sobre que el arte desterrara la belleza "al no poder competir con ella", no estoy de acuerdo. Creo que hay cosas en la pintura que no aportará jamás la fotografía o el cine ya que son medios diferentes que no se excluyen ni deben pretenderlo. Sí es cierto que algunas personas, por su falta de instrucción plástica en unos casos o por su carencia de medios económicos, por otra, es muy difícil que acceda a la buena pintura y se conforme, muchas veces, con las reproducciones que le ofrece el mercado.
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